jueves, 3 de diciembre de 2009

Un bello recuerdo.

A propósito de un libro de Homero Aridjis que estaba leyendo, me invade en estos momentos un recuerdo hermoso de mis tiempos universitarios: es una de tantas sesiones vespertinas que teníamos en casa de una compañera del equipo del proyecto, estábamos cumpliendo parte de nuestro ritual que consistía en que una vez que llegavamos al lugar de la reunión, platicábamos de "todo un poco", hasta que consideravamos agotados todos los temas de nuestra "chismografía", y así pasábamos entonces a trabajar en nuestra "lluvia de ideas" y nuestro proyecto asignado.

Una vez definido el plan de trabajo y asignado las tareas de cada uno de los miembros, el que tenía el turno de usar la computadora, a trabajar, los demás a disfrutar del libre albedrío.

En una ocasión, me tocó trabajar en la computadora, no recuerdo que hicieron cada uno de ellos, lo que si sé es que Sabina, seguramente por estar cansada se dispuso a dormir. Y aquí está lo interesante, observé durante un buen lapso de tiempo dormir a Sabina y recrear la maravillosa obra literaria de Homero Aridjis "Mirandola dormir".

Observé con toda tranquilidad esa ceja derecha que "arqueaba provocatívamente" para mí. Sabía con toda precisión que esa actitud de su parte causaba en mí cierto estupor, cierta "verguenza seductora" que me complicaba la existencia. En ese momento que la veía dormir, me vengaba observando su bendita ceja. Confiezo que mi mirada hizo lo que se le antojó en ese momento. Observé además su respiración que proyectaba y me contagiaba unas ganas inmensas de vivir impulsívamente, dominar todo a su alrededor.

Contrario a lo que se pudiera pensar, por el hecho de estar dormida, no significaba que estuviera en un estado de fragilidad o ternura, ni mucho menos parecía estar indefensa. Finalmente descubrí que su caracter y temperamento son de una naturaleza primitiva.

Hablando un poco de las emociones.

En el aspecto amoroso no se que diagnóstico me pueda hacer un psicólogo. Se podría decir que soy un "enamoradizo". Tal vez se aplique la ley geométrica de "las líneas paralelas", en las que emocionalmente intento que se junten dichas líneas de la soledad y el sentido de pertenencia. Manejando éste símil, diré que en mi caso existen tres niveles de experiencias emotivas:

El primer vínculo es afectivo y sin duda lo tuve con una entrañable amiga: Belén. El segundo es Sabina y obedece a una sensibilidad creativa a la vez emocional. Y el tercero es de coaching: las mujeres en general; "mi bello amanecer", en particular. Cada uno de esos niveles tiene en mí reacciones diferentes.